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Tsunami tecnológico: Retos y oportunidades para la profesión de auditoría
Lunes por la mañana, suena el despertador y con nostalgia del fin de semana te levantas. Mientras desayunas revisas la agenda del día, tienes una comida con un cliente y una reunión con otro para que te explique los nuevos proyectos de inversión, son reuniones importantes, pueden generar buenas oportunidades para el despacho, lo que va a suponer más posibilidades de optar al puesto de director por el que llevas tiempo luchando. Ese mismo día tienes que reportar dos auditorías de dos clientes relevantes, a pesar de ello, estás tranquilo, el viernes pasado te aseguraste de que la interface de la firma y la de esos dos clientes funcionase correctamente por lo que el Audit AI Team (AAT) no debería haber tenido ningún problema para acceder a los sistemas del cliente. De camino al trabajo, en el coche autónomo, aprovechas para revisar la última información sobre el cliente con el que vas a ir a comer, esa reunión no puede salir mal. Cuando llegas al despacho Receptonic, el secretario robótico, te saluda y te informa que todos los trabajos programados para el fin de semana han sido realizados, y por lo tanto, puedes revisar los resultados con el AAT asignado. Nada más entrar por la puerta, y como es habitual la inteligencia artificial te reconoce y procede a hacerte un status del trabajo hecho durante el fin de semana, el sistema ha podido realizar el 80% de las tareas de auditoría. Parece que todo el trabajo de la semana anterior, revisando los inputs que manejaba el AAT sobre estrategia, riesgos exógenos y propios del negocio han valido la pena y el trabajo se ha realizado como esperábamos. El sistema de inteligencia artificial que implantó la firma hace un par de años ha podido validar todas las cuentas que definiste como relevantes y te ha preparado un memorándum con los aspectos más relevantes del trabajo, quedan solo algunas confirmaciones bancarias que no han volcado correctamente y el AAT te ha sugerido revisar conjuntamente los parámetros utilizados en los test de deterioro de las inversiones, el sistema ha realizado las validaciones pero tendrás que ver si estas resultan razonables. En definitiva, el trabajo está sustancialmente finalizado y no hay nada que no te impida reportar a tiempo y centrarte en tus reuniones que seguro te permitirán progresar en tu carrera profesional.
Aunque la historia con la que hemos empezado este artículo pueda parecer lejana y utópica o distópica, según los gustos de cada cual, la verdad es que es una realidad más cercana de lo que creemos. Los avances tecnológicos en auditoría están tomando un ritmo exponencial. Si echamos la vista atrás, la primera ley de auditoría de la que se tiene constancia data de 1862, durante 100 años la auditoría permaneció casi impermeable a los avances tecnológicos hasta que en la década de 1970 se empezaron a introducir las primeras calculadoras electrónicas portátiles y no fue hasta mediados de la década de los 90 que el ordenador portátil se empezó a generalizar, a partir de este momento se han acelerado los cambios, con la introducción de los teléfonos móviles, la conexión entre equipos, la aparición de internet permitiendo la conectividad total y ya en los últimos años, las automatizaciones, robotizaciones y las herramientas de análisis de datos. Esta evolución histórica, pone de manifiesto que las novedades tecnológicas cada vez tardan menos en implementarse en nuestros procesos de auditoría. Esta aceleración tecnológica y lo que está por venir en los próximos años, va a representar una auténtica revolución en la manera en la que hacemos nuestros trabajos. La combinación de técnicas de análisis masivos de datos con tecnologías de robotización, automatización y comunicación ya son una realidad en muchas de nuestras auditorías, pero la combinación de estas metodologías y tecnologías, con el IoT, la minería de datos, el blockchain y la inteligencia artificial, supondrán un cambio drástico en los próximos años. Todos estos cambios van a modificar la manera en como interaccionamos con nuestros clientes, el perfil de los profesionales de auditoría, la dimensión de los equipos y las firmas, como ejecutamos y documentamos las pruebas de auditoría. Esto obligará tanto a las firmas de auditoría como a los reguladores a adaptarse a este nuevo escenario.
Este tsunami tecnológico supondrá muchos retos para la profesión, pero va a generar muchas oportunidades. Una de las más relevantes va ser su transformación en una profesión mucho más atractiva. Los sistemas de robotización e inteligencia artificial irán asumiendo las tareas documentales, más rutinarias, así como los análisis básicos de auditoría. Esto va a permitir a los equipos de auditoría centrarse en evaluar los resultados, analizar las áreas de mayor juicio y complejidad y tener más tiempo para la toma de decisiones. Esto nos va a permitir tener un conocimiento más profundo de las características, riesgos y necesidades de nuestros clientes, permitiendo a los auditores prestar un servicio de mayor calidad garantizando de una manera mucho más fiable la imagen fiel de los estados financieros y a su vez permitiéndonos aportar comentarios de mayor valor a nuestros clientes, lo que seguro va a suponer volver a recuperar el prestigio de la profesión.
Esta revolución tecnológica también puede ayudarnos a resolver algunos de los grandes problemas de la profesión. Actualmente, todas las firmas, sin importar el tamaño, se están viendo incapaces de incrementar el compromiso de los profesionales más jóvenes con la profesión y por otro lado también vemos que la auditoría está perdiendo atractivo entre los universitarios siendo cada vez más difícil captar y retener el mejor talento, este hecho queda evidenciado en la disminución de personas presentadas a las pruebas de acceso al ROAC durante los últimos años. Los esfuerzos que se están llevando a cabo por las firmas de auditoría y por las asociaciones de auditores para revertir esta situación son muchos y diversos, desde actividades de formación, promoción de la profesión, actividades de motivación, etc. A pesar de ello, los resultados no son siempre los deseables. En este contexto, este tsunami de cambios tecnológicos que están por venir se ha de ver como una oportunidad para mejorar la imagen de la profesión, especialmente entre la gente joven. Hemos de trabajar todos juntos para que estas tecnologías permitan poner las bases de una profesión más digital inmediata, inteligente, que permita conciliar vida profesional y personal, promoviendo la diversidad y la igualdad de oportunidades, una profesión más atractiva y sostenible, tal como demandan los profesionales más jóvenes.
En definitiva, en los próximos años vamos a ver cambios muy importantes en las firmas de auditoría derivados de los avances tecnológicos. Esto va a suponer que las firmas, reguladores y profesionales nos vayamos a enfrentar a muchos retos, riesgos e incertidumbres. Pero las oportunidades que este tsunami representa son sin duda mucho mayores, si se hacen las cosas bien, la auditoría será sin duda la actividad de servicios profesionales mejor valorada por profesionales, clientes y la sociedad.