#Gender Equity

El sentido económico de la equidad

Mireia Oranias Casajoanes

PwC | Socia - Partner

Hace dos años me propusieron formar parte de la Comisión para la equidad de género del ICJCC. Me motivó mucho poder formar parte de esta iniciativa.

El ICJCE (Instituto de Censores Jurados de Cuentas de España) ha publicado una Guía de buenas prácticas para promover la equidad de género en las firmas de auditoría, como resultado de la identificación de buenas prácticas en las distintas firmas. Soy una firme convencida de aprender unos de otros y, con ello, hacer pasos adelante.

Pero ¿por qué? ¿cuál es el motivo que nos mueve a querer impulsar políticas de equidad en la sociedad, en nuestra profesión, en la educación? ¿es sólo porque es una cuestión de justicia, de equidad?

Estamos observando una evolución positiva en la presencia de mujeres en puestos directivos en nuestra sociedad. Aunque el cambio sea lento, es positivo, y debemos reconocerlo.

La firma a la que pertenezco, PwC, es también una firme promotora de la equidad, y por ello participa en Closingap, una asociación donde, juntamente con otros grupos empresariales, se realizan estudios sobre equidad. Entre ellos, se realiza la publicación del Índice Closingap, que mide el impacto económico de la brecha de género en España y su evolución.

El último índice Closingap publicado nos da un mensaje positivo, aunque también nos deja ver el reto que tenemos por delante: España ha reducido la brecha de género en el periodo 2015-2023 en un 4,8%, aunque a ese ritmo tardaríamos 39 años en alcanzar la paridad de género. El índice también calcula el impacto de la brecha de género en la economía, indicando que el coste de oportunidad de cerrar la brecha de género equivale a un incremento del 15,8% del PIB español. Dato importante para reflexionar.

Entonces, la equidad no es solo una cuestión ética, que lo es, sino también una oportunidad para utilizar de la forma más eficiente las capacidades y el talento de nuestra población, para conseguir con ello maximizar la utilidad para todos. ¿Cómo podemos renunciar a ello? Tenemos una oportunidad irrenunciable de mejora económica para la que merece la pena que todos trabajemos conjuntamente. ¿Lo hacemos?

Os hago una propuesta: dejemos atrás nuestros sesgos inconscientes, nuestras realidades aprendidas y conocidas, y pensemos todos en maximizar la utilidad para la sociedad. De este modo, no solo seremos más eficientes, sino también tremendamente más justos. ¿Nos ponemos a ello?